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La presidenta de la Comisión Europea, en el punto de mira por la gestión de la pandemia

08.02.2021

Varios eurodiputados y expertos analizan las críticas que han vertido sobre la jefa del Ejecutivo comunitario distintos Estados miembros, funcionarios y periodistas.

El plan de vacunación y los tiras y aflojas entre Bruselas y AstraZeneca han puesto estas semanas en entredicho la gestión de la crisis de la covid-19 por parte de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Críticas procedentes de las capitales por la escasez de suministro de vacunas, de algunos funcionarios europeos por la dependencia de la presidenta hacia su equipo traído de Berlín, así como de los corresponsales, cansados de ver cómo la alemana se refugia en tweets y comunicados de prensa, para esquivar comparecencias con la prensa. Sin embargo, cuenta con una aliada importante: la Eurocámara.

Sentirse en el ojo del huracán es una situación desagradable con la que no esperaba toparse esta médica de formación, hija de funcionario europeo, y que ha ocupado distintas carteras en Berlín desde que la canciller Angela Merkel llegase al poder. Fue la primera mujer al frente del Ejecutivo comunitario en tomar las riendas de Bruselas, y lo hizo tres meses antes de que llegara la pandemia a suelo europeo. Y, durante este primer año, no se ha librado de las comparaciones con su antecesor en el cargo, Jean-Claude Juncker, reprochándole le falta garra, carisma o una visión clara sobre Europa.

Una de las personas que más ha escrito sobre el expresidente es el corresponsal del Luxemburger WortDiego Velázquez. Según comenta, hay que tener en cuenta las diferencias biográficas entre sendos presidentes para entender sus mandatos. "Mientras que Juncker fue primer ministro durante años antes de convertirse en presidente de la Comisión Europea y conocía al dedillo la historia de la UE y del Consejo Europeo, de la que formó parte con su firma en el Tratado de Maastricht, por ejemplo, Von der Leyen no había estado nunca involucrada en asuntos europeos de manera directa", ha explicado a Público.

Para Sophia Russack, investigadora del think tank y foro de debate sobre asuntos europeos CEPS, éste es un asunto clave. El hecho de que el ex primer ministro luxemburgués formara parte del Consejo Europeo durante años y estuviera al frente del Eurogrupo antes de asumir la presidencia del Ejecutivo comunitario, hizo que estuviera más familiarizado con el trabajo interno de la UE. Y pudiera moverse por los pasillos de Bruselas con mayor facilidad y hablar de tú a tú. "Quizás eso marca la diferencia en su estilo de liderazgo, ya que Ursula von der Leyen tiene una visión de Europa más pragmática y menos impulsada por la pasión", explica la investigadora.

Tal y como explica Russack, ambas presidencias se han enfrentado a graves crisis. "Mientras que Juncker asumió las riendas de la Comisióncuando la crisis financiera y de la deuda estaba coleando, Von der Leyen ha tenido que lidiar con la pandemia, que ha acabado eclipsando una agenda ambiciosa en materia digital y medioambiental", ha dicho. Sin embargo, la miembro de CEPS considera que, "aunque la presidenta todavía no tenga una visión general tan apasionada como su antecesor, sí ve el valor agregado de la integración europea en la gestión de la crisis".

Para el periodista luxemburgués, otra de las principales diferencias entre sendos presidentes es el momento en el que se encontraban en su trayectoria vital cuando asumieron el mandato, ya que para Juncker era su última parada política, mientras que la alemana no excluye un regreso a Berlín. "Eso convirtió a Juncker en un hombre más libre, mientras que Von der Leyen se esfuerza mucho en complacer a la opinión pública alemana", ha explicado. "Sin olvidar que Berlín es una gran potencia con unos intereses muy claros en Bruselas", ha matizado.

Este es uno de los puntos que más molesta a la prensa internacional. La presidenta de la Asociación Internacional de Prensa (API, por sus siglas en inglés), la corresponsal húngara del periódico Népszava DailyKatalin Halmai, lamenta que la presidenta sea cada vez más reacia a hablar con la prensa. Para la presidenta de la API, la alemana "es mejor oradora que Juncker, más directa y clara". "Además, utiliza con gran soltura las redes sociales y las hace valer como contacto directo con la ciudadanía y Estados miembros, dejando al cuerpo de corresponsales en un segundo plano", ha denunciado. "Tiene una estrategia de comunicación dirigida a los Estados miembros y no a Bruselas", ha añadido.

Halmai reconoce que las circunstancias no son óptimas y que son muchos los contratiempos con los que ha tenido que lidiar Von der Leyen, como el brexit, la pandemia o la amenaza del veto húngaro-polaco al presupuesto europeo. "Desde la asociación creemos que este contexto no sirve a modo de excusa y la presidenta debe de atender a los medios periódicamente, porque no creemos que debamos de conformarnos con tres preguntas después de cada Consejo Europeo", ha denunciado. Así, también ha lamentado "que en ocasiones la presidencia prefiera acercarse a los medios de comunicación alemanes, dejando a un lado a la prensa internacional".

¿Qué opina la Eurocámara de Von der Leyen?

Otra diferencia sustancial entre los dos presidentes y es la forma en la que llegaron al poder. Jean- Claude Juncker accedió al puesto como Spitzenkandidat durante las elecciones europeas, sistema que puso en funcionamiento la Eurocámara. "No fue el caso de Ursula von der Leyen, puesta a dedo por los Veintisiete, lo que se entendió desde el Parlamento Europeo como un desafío por parte del Consejo, y hace que la Cámara sea menos misericordioso con ella", ha afirmado Diego Velazquez.

Público ha tomado la temperatura a los cinco principales grupos de la Eurocámara, hablando con eurodiputados y eurodiputadas que llevan en la institución al menos dos legislaturas. Para el eurodiputado popular y vicepresidente de asuntos económicos, Luděk Niedermayer, Ursula Von der Leyen ha demostrado ser "muy buena en el dominio de comunicarse con el Parlamento para mantener el apoyo necesario, incluso de aquellos que no estaban entusiasmados con su nombramiento". Opinión que comparte el eurodiputado de Catalunya en Comú, Ernest Urtasun. "Es una de las presidentas que ha mantenido un diálogo más fluido con los grupos, ha logrado tejer una buena relación institucional entre Comisión y Parlamento", ha explicado el diplomático.

El eurodiputado popular defiende que en su grupo a menudo comentan que la actual presidenta ha mantenido más reuniones presenciales con los grupos en un año que Juncker en todo su mandato. La presidenta de los socialistas europeos, Iratxe García, es de la misma opinión que Niedermayer. "Como Presidenta del segundo grupo de la Eurocámara estoy en contacto fluido con la presidenta, y también lo tenemos con los líderes de los otros grupos antes de cada Pleno y para cuestiones especiales", ha explicado, para matizar que, "sin embargo, creo que a veces el miedo a filtraciones hace que les cueste compartir documentación con nosotros a tiempo".

Un poquito más crítico se ha mostrado el eurodiputado liberal Nils Torvalds, quien ha lamentado "la tendencia que tienen la Comisión y el Consejo de mantener al Parlamento Europeo al margen". "En este sentido, el Ejecutivo de Von der Leyen no se diferencia demasiado a las anteriores", ha subrayado. Y, un paso más allá, el eurodiputado de Anticapitalistas, Miguel Urbán, ha denunciado que la presidenta "prefiera moverse en las distancias cortas o en las zonas de confort que controla: reuniones a puerta cerrada con los grupos parlamentarios que la apoyan, entrevistas pactadas con la televisión alemana". "Ni debates abiertos con el pleno parlamentario, ni ruedas de prensa con preguntas", ha reivindicado.

Esta semana la jefa del Ejecutivo comunitario ha defendido su gestión a puerta cerrada con los tres grupos más grandes de la Eurocámara (populares, socialistas y liberales) y, un día más tarde, con los ecologistas. La Izquierda Europea ha denunciado que no quisiera hacerlo con ellos, aunque finalmente comparecerá el próximo lunes. Dos días más tarde también participará en el Pleno, donde debatirá con los eurodiputados y eurodiputadas sobre la compra conjunta de vacunas y las tensiones tras la activación de la cláusula de salvaguarda del protocolo de Irlanda, que temblar a la clase política al otro lado del Canal de la Mancha.

Gestión de la pandemia

Ursula von der Leyen asumió las riendas del Ejecutivo comunitario el 1 de diciembre de 2019. Tras un primer trimestre discreto, marcado por unos objetivos medioambientales ambiciosos, llegó la covid-19 a suelo europeo. Y, con ella, la falta de coordinación, de solidaridad entre Estados miembros y mensajes contradictorios, que acabaron socavando los cimientos de la libre circulación. Y, en mitad de la guerra mundial contra el virus, llegó la negociación del presupuesto comunitario y de las relaciones entre Londres y Bruselas tras el brexit.

Contra todo pronóstico, 2020 acabó con un acuerdo para el presupuesto comunitario de los próximos siete años, la creación de un fondo anticrisis y su ratificación en marcha, así como un acuerdo in extremis entre Reino Unido y la UE y la centralización de la compra de vacunas para los Veintisiete. Sin embargo, la lentitud de la Agencia Europea del Medicamento para validar las vacunas, la demora de fabricación de Pfizer en el mes de enero y el recorte de dosis de AstraZeneca, ha puesto a todas las capitales en pie de guerra.

l eurodiputado de En Comú cree que la centralización de vacunas fue un acierto, al igual que diversificar los recursos en distintos proveedores. Sin embargo, opina que ha habido "errores de bulto en las negociaciones, que no han garantizado el suministro, y en materia de transparencia, ya que desde el Parlamento Europeo hemos estado muchos meses pidiendo ver los contratos".

La presidenta de los socialistas en la Eurocámara celebra la coordinación que asumió Bruselas tras las inercias nacionales de la primera ola, "ya que la UE no tiene competencia en el área de Sanidad". "Esto es algo que debemos abordar, para crear una verdadera Unión Sanitaria Europea", ha reivindicado. Dicho esto, lamenta la opacidad de los contratos firmados con las farmacéuticas, o la metedura de pata con la activación del artículo 16 del protocolo de Irlanda. "Pero también está claro que sin una estrategia europea, solo algunos países grandes de la Unión habrían tenido la vacuna para sus ciudadanos, rompiendo el mercado interior y el principio de solidaridad sobre el que se funda la Unión", ha añadido.

En la misma línea, para el popular Luděk Niedermayer, Bruselas ha desempeñado un papel muy importante a la hora de garantizar el desarrollo y la disponibilidad de vacunas y celebra "la inversión de 1.500 millones de euros en el desarrollo de una vacuna y 6.000 en su producción". Sin embargo, cree que Europa fue demasiado lenta y desordenada con respecto al riesgo asociado a los viajes y entona el mea culpa: "es difícil decir cuánto se debe atribuir a la falta de propuesta de la Comisión y cuánto a la falta de voluntad de los Estados miembros para cooperar".

Una opinión que difiere de la del eurodiputado de Anticapitalistas, quien considera que la UE y sus Estados miembros "están recogiendo los frutos de décadas sembrando un marco institucional y normativo al servicio de las grandes empresas multinacionales". Para Miguel Urbán, la vacunación es un derecho humano y, como tal, debe de ser producido y distribuido públicamente. "El interés y la propiedad privada no tienen cabida en la provisión de vacunas y otros recursos necesarios para asegurar un derecho básico como la salud", ha lamentado.

Dennison cree que es pronto para juzgar la acción de Ursula von der Leyen al frente de la pandemia

Según la investigadora del think tank European Council on Foreign Relations (ECFR), Susi Dennison, es pronto para juzgar la acción de Ursula von der Leyen al frente de la pandemia, "pero podría ser que la prudencia a la hora de aprobar las vacunas y la capacidad centralizada para administrar las vacunas, las que demuestren ser decisiones acertadas para construir resiliencia europea a largo plazo". La investigadora aventura que 2021 va a ser un año particular en Europa y podría ser una oportunidad para que la presidenta de la Comisión asuma las riendas del liderazgo.

Y no lo dice tan solo por los estragos de la pandemia, sino por el hecho de que las dos principales potencias del bloque estén distraídas en elecciones internas- Alemania celebrará las elecciones federales en otoño y Francia las presidenciales en primavera de 2022. "La narrativa que defiende la presidenta, sobre la construcción de una agenda común con la administración de Biden, para dar forma al nuevo orden global tras la pandemia, puede ser una realidad si sabe jugar bien sus cartas y los astros se alinean, permitiendo que deje su huella tras un primer año tan complicado", ha subrayado Dennison.

Detrás de la idea de jugar bien sus cartas están algunas de las ideas que desliza el periodista Diego Velázquez: desde un punto de vista macro, la comunicación y, desde un punto de vista micro, las relaciones. Con este último punto el corresponsal se refiere al hecho de que Juncker supo combinar su experiencia política con el bagaje europeo de Selmayr, su fiel escudero en los pasillos de Bruselas. "La actual presidenta, sin embargo, cometió un error al respecto y ese fue importar a su equipo de Berlín como asesores más cercanos", ha explicado Velázquez. "Sus mayores deslices, como la activación de la salvaguarda del protocolo de Irlanda o su mala comunicación con los medios, podrían deberse precisamente al hecho de que las personas de su entorno solo conocen los entresijos de Berlín y carecen de conocimiento de la dinámica de Bruselas en particular y la UE en general", ha concluido el corresponsal del Luxemburger Wort. 

Autor článku : IRENE SÁNCHEZ ARTERO
Zdroj : Publico.es